LA EACC RE?NE A EXPERTOS DE LOS MINISTERIOS DE SANIDAD DE LOS ESTADOS MIEMBROS DE LA EACC PARA DEBATIR SOBRE EL ESTABLECIMIENTO DE CENTROS OPERATIVOS DE EMERGENCIA DE SALUD P?BLICA (COUSP) Y LAS MEJORES PR?CTICAS EN LA RESPUESTA AL COVID-19
Libreville, 12 de abril de 2022, La Comisión de la Comunidad Económica de los Estados de África Central (CEEAC), a través del Proyecto de Fortalecimiento de los Sistemas Regionales de Vigilancia de Enfermedades en África Central (REDISSE IV), organizó el martes una reunión de expertos de los Ministerios de Salud de sus once (11) Estados miembros por videoconferencia. El objetivo de esta reunión era intercambiar sobre el nivel de implementación y funcionamiento de los Centros de Operaciones de Emergencia de Salud Pública (PHEC) y compartir las lecciones aprendidas y las buenas prácticas de la respuesta a COVID-19.
La ceremonia de apertura estuvo marcada por la lectura del discurso introductorio de la Sra. Yvette-Kapinga NGANDU, Comisaria encargada del Departamento de Promoción de Género, Desarrollo Humano y Social, por parte del Prof. Serge Blaise Emaleu, Experto encargado de la preparación y respuesta a las emergencias sanitarias en el Proyecto REDISSE IV/CEEAC.
En su discurso de apertura, recordó que la pandemia de gripe H1N1 (2009), el brote de ébola (2014-2020) y, en la actualidad, el COVID-19, son recordatorios suficientes de que nuestra subregión no es inmune a la amenaza de los patógenos emergentes y reemergentes, lo que provoca un mayor riesgo de emergencias sanitarias.
El Comisario especificó que, en un mundo globalizado en el que las distancias son cada vez más fáciles de cruzar, es probable que las enfermedades infecciosas se propaguen más rápido que nunca, lo que supone una amenaza para los ya muy frágiles sistemas sanitarios de nuestros países, por un lado. Pero también, por otro lado, en las comunidades locales, donde aparecen y se desarrollan rápidamente debido a la falta de preparación adecuada y de sistemas eficaces de alerta temprana.
A continuación, hubo presentaciones de Angola, Burundi, Ruanda, Camerún, RCA, RDC, Gabón y Chad. Al final de la cual se puso de manifiesto que algunos países de la subregión experimentan frecuentes epidemias de ébola, cólera, sarampión, paludismo, rabia, hepatitis vírica, fiebre amarilla, viruela del mono, rubeola, sarampión y, más recientemente, la pandemia de COVID-19, que se ha sumado a la pandemia de VIH/SIDA que ya está golpeando duramente a las poblaciones de la subregión, además de la tuberculosis y el paludismo.
De las distintas presentaciones se desprende que los países han respondido a la pandemia en curso de diferentes maneras, utilizando distintos mecanismos de respuesta y con diversos grados de funcionalidad, y que el Centro de Operaciones de Emergencia de Salud Pública, tal como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), y el establecimiento de Sistemas de Gestión de Incidentes (SGI) sólo se han implementado parcialmente en la mayoría de los países de la subregión, todos o la mayoría de los cuales requieren apoyo, pero también y sobre todo capitalizando los logros de los países más avanzados en un espíritu de asociación Sur-Sur. También se ha constatado la falta de un mecanismo funcional de comunicación e intercambio de información transfronterizos, de ahí la necesidad de armonización a través de una estructura regional, como la Organización Sanitaria Centroafricana, que se está creando actualmente, para ayudar y formalizar la creación de COUSPs en los países, y dotarlos de recursos humanos y financieros suficientes para que puedan desempeñar plenamente su papel de liderazgo en la prevención, preparación y respuesta a las emergencias de salud pública que puedan surgir en cualquier momento.
En cuanto a las lecciones aprendidas, en general, los participantes subrayaron los diferentes factores que estuvieron en la base del éxito de la respuesta a COVID-19, a saber a) la voluntad política, con la implicación de las altas autoridades del país; b) la composición polifacética de los equipos de respuesta a la emergencia; c) el refuerzo de la vigilancia epidemiológica basada en la comunidad; d) la implicación de la sociedad civil, el sector privado y los medios de comunicación; e) el refuerzo de las capacidades del personal sanitario a todos los niveles; f) la gestión de los casos y el control de las infecciones; g) el refuerzo de la comunicación de los riesgos y la implicación de la comunidad; etc.
Las buenas prácticas compartidas por los países en la respuesta al COVID19 incluyen a) el uso de las nuevas tecnologías de la información en todas las etapas de la respuesta: la geolocalización de los casos para un óptimo rastreo de los contactos por parte de algunos países, el uso de drones y robots; b) la búsqueda de casos; c) el cribado masivo y los controles en los puntos de entrada; d) el desarrollo de la capacidad de los laboratorios en todos los países; etc.
Para hacer frente a los retos identificados, los expertos en salud de los países miembros de la CEEAC destacaron la urgente necesidad de reforzar el sistema de prevención, preparación y respuesta a las emergencias sanitarias a nivel de cada país con el apoyo regional para la armonización de planes y políticas. Es necesario reforzar algunas actividades, como: a) la organización regular de actividades transfronterizas entre los países de la CEEAC; b) el establecimiento de un sistema sólido de intercambio de datos a nivel de la subregión; c) la movilización de fondos y el aumento de la participación de los gobiernos en la financiación del sector sanitario d) la constitución de un fondo permanente para emergencias de salud pública; e) la formación continua del personal de emergencias de salud pública; f) la puesta en común de recursos a nivel subregional; g) la creación y el fortalecimiento de redes de laboratorios en la subregión; etc.
Cabe recordar que esta reunión se organizó como seguimiento de los compromisos asumidos por los gobiernos del mundo en septiembre de 2005, con motivo del lanzamiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), para reforzar la capacidad de todos los países, en particular de los países en desarrollo, en materia de alerta temprana, reducción de riesgos nacionales y mundiales y gestión de riesgos sanitarios (objetivo 3.12). Más concretamente, para 2027, el objetivo es reducir el riesgo de grandes eventos de salud pública y enfermedades con potencial epidémico, incluidas las zoonosis, en al menos el 90% de los distritos sanitarios.
África Central, a través de la cuenca del Congo, es un reservorio de diversidad biológica y constituye por tanto un núcleo para la aparición de enfermedades infecciosas (zoonóticas), cuyas repercusiones en caso de brote son desastrosas desde el punto de vista estrictamente sanitario, económico, social y político.
La ceremonia de apertura estuvo marcada por la lectura del discurso introductorio de la Sra. Yvette-Kapinga NGANDU, Comisaria encargada del Departamento de Promoción de Género, Desarrollo Humano y Social, por parte del Prof. Serge Blaise Emaleu, Experto encargado de la preparación y respuesta a las emergencias sanitarias en el Proyecto REDISSE IV/CEEAC.
En su discurso de apertura, recordó que la pandemia de gripe H1N1 (2009), el brote de ébola (2014-2020) y, en la actualidad, el COVID-19, son recordatorios suficientes de que nuestra subregión no es inmune a la amenaza de los patógenos emergentes y reemergentes, lo que provoca un mayor riesgo de emergencias sanitarias.
El Comisario especificó que, en un mundo globalizado en el que las distancias son cada vez más fáciles de cruzar, es probable que las enfermedades infecciosas se propaguen más rápido que nunca, lo que supone una amenaza para los ya muy frágiles sistemas sanitarios de nuestros países, por un lado. Pero también, por otro lado, en las comunidades locales, donde aparecen y se desarrollan rápidamente debido a la falta de preparación adecuada y de sistemas eficaces de alerta temprana.
A continuación, hubo presentaciones de Angola, Burundi, Ruanda, Camerún, RCA, RDC, Gabón y Chad. Al final de la cual se puso de manifiesto que algunos países de la subregión experimentan frecuentes epidemias de ébola, cólera, sarampión, paludismo, rabia, hepatitis vírica, fiebre amarilla, viruela del mono, rubeola, sarampión y, más recientemente, la pandemia de COVID-19, que se ha sumado a la pandemia de VIH/SIDA que ya está golpeando duramente a las poblaciones de la subregión, además de la tuberculosis y el paludismo.
De las distintas presentaciones se desprende que los países han respondido a la pandemia en curso de diferentes maneras, utilizando distintos mecanismos de respuesta y con diversos grados de funcionalidad, y que el Centro de Operaciones de Emergencia de Salud Pública, tal como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), y el establecimiento de Sistemas de Gestión de Incidentes (SGI) sólo se han implementado parcialmente en la mayoría de los países de la subregión, todos o la mayoría de los cuales requieren apoyo, pero también y sobre todo capitalizando los logros de los países más avanzados en un espíritu de asociación Sur-Sur. También se ha constatado la falta de un mecanismo funcional de comunicación e intercambio de información transfronterizos, de ahí la necesidad de armonización a través de una estructura regional, como la Organización Sanitaria Centroafricana, que se está creando actualmente, para ayudar y formalizar la creación de COUSPs en los países, y dotarlos de recursos humanos y financieros suficientes para que puedan desempeñar plenamente su papel de liderazgo en la prevención, preparación y respuesta a las emergencias de salud pública que puedan surgir en cualquier momento.
Participantes en la reunión
En cuanto a las lecciones aprendidas, en general, los participantes subrayaron los diferentes factores que estuvieron en la base del éxito de la respuesta a COVID-19, a saber a) la voluntad política, con la implicación de las altas autoridades del país; b) la composición polifacética de los equipos de respuesta a la emergencia; c) el refuerzo de la vigilancia epidemiológica basada en la comunidad; d) la implicación de la sociedad civil, el sector privado y los medios de comunicación; e) el refuerzo de las capacidades del personal sanitario a todos los niveles; f) la gestión de los casos y el control de las infecciones; g) el refuerzo de la comunicación de los riesgos y la implicación de la comunidad; etc.
Las buenas prácticas compartidas por los países en la respuesta al COVID19 incluyen a) el uso de las nuevas tecnologías de la información en todas las etapas de la respuesta: la geolocalización de los casos para un óptimo rastreo de los contactos por parte de algunos países, el uso de drones y robots; b) la búsqueda de casos; c) el cribado masivo y los controles en los puntos de entrada; d) el desarrollo de la capacidad de los laboratorios en todos los países; etc.
Para hacer frente a los retos identificados, los expertos en salud de los países miembros de la CEEAC destacaron la urgente necesidad de reforzar el sistema de prevención, preparación y respuesta a las emergencias sanitarias a nivel de cada país con el apoyo regional para la armonización de planes y políticas. Es necesario reforzar algunas actividades, como: a) la organización regular de actividades transfronterizas entre los países de la CEEAC; b) el establecimiento de un sistema sólido de intercambio de datos a nivel de la subregión; c) la movilización de fondos y el aumento de la participación de los gobiernos en la financiación del sector sanitario d) la constitución de un fondo permanente para emergencias de salud pública; e) la formación continua del personal de emergencias de salud pública; f) la puesta en común de recursos a nivel subregional; g) la creación y el fortalecimiento de redes de laboratorios en la subregión; etc.
Cabe recordar que esta reunión se organizó como seguimiento de los compromisos asumidos por los gobiernos del mundo en septiembre de 2005, con motivo del lanzamiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), para reforzar la capacidad de todos los países, en particular de los países en desarrollo, en materia de alerta temprana, reducción de riesgos nacionales y mundiales y gestión de riesgos sanitarios (objetivo 3.12). Más concretamente, para 2027, el objetivo es reducir el riesgo de grandes eventos de salud pública y enfermedades con potencial epidémico, incluidas las zoonosis, en al menos el 90% de los distritos sanitarios.
África Central, a través de la cuenca del Congo, es un reservorio de diversidad biológica y constituye por tanto un núcleo para la aparición de enfermedades infecciosas (zoonóticas), cuyas repercusiones en caso de brote son desastrosas desde el punto de vista estrictamente sanitario, económico, social y político.
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